"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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10-04-2010 |
Marcelo Estefanell
Quien calla, otorga
Escrito el 2 de marzo de 2010
Al poco tiempo de finalizada la segunda guerra mundial, Albert Camus recibió información de un ciudadano ruso exiliado en París sobre las persecuciones realizadas por Stalin contra camaradas que comenzaban a disentir. En el mejor de los casos, eran condenados a trabajos forzados en campo de concentración en Siberia, pero muchos eran ejecutados lisa y llanamente. Camus trasladó estas denuncias a Jean Paul Sartre, su amigo y compañero de andanzas en aquéllos tiempos. El fundador del existencialismo no dudó de las fuentes de Camus, pero, pese a su aversión manifiesta hacia el estalinismo, aconsejó a su amigo no hacer pública esa información para no hacerle el juego a la derecha. Sartre era partidario de esperar un momento más oportuno para denunciar esas barbaridades.
Pasan los años y la naturaleza de estos hechos se vuelve a repetir una y otra vez en distintos puntos del planeta y en países regidos por sistemas autoritarios (y otros no tanto) de la más variada procedencia. Basta con repasar los “comunicados oficiales” desmintiendo las atrocidades denunciadas por las organizaciones de derechos humanos o por la oposición del régimen de turno, para ver la estrecha similitud en la redacción y en los conceptos; a tal punto, que si uno quita el origen de un cable de noticias y se lo da a leer a una persona precavida y suspicaz, no podrá discernir si ese texto proviene de Chechenia o de Pakistán, de Birmania o de China, de Venezuela o de Cuba, de Níger o de Burkina Faso. Y en caso de recurrir a documentos históricos sin mostrar el origen de los hechos que se describen (masacres, torturas, persecuciones y cárceles), tampoco el lector podría saber si se refiere al régimen de Pinochet o del Goyo Alvarez, a la dictadura de Vidiela o al régimen de Fidel.
Cuando prima la intolerancia al grado de que quien piensa distinto es un enemigo (o el diablo, o un agente de la CIA) estamos condenados a transitar por caminos abyectos. Y si seguimos callados para no hacerle el juego al “otro” retrocedemos inevitablemente hacia los rincones más oscuros de la humanidad como especie.
Todas estas reflexiones estallaron en mi cerebro cuando camino al trabajo escuché las declaraciones de la madre de Orlando Zapata Tamayo, quien acababa de morir en un hospital cubano luego de 85 días de huelga de hambre.
Confieso que hasta entonces no tenía idea de quién era Zapata Tamayo, pero me bastó encender el computador al llegar a mi oficina y recorrer la prensa mundial en internet (incluido el Granma), para tener todas las versiones acerca de este disidente cubano que se rebeló ante sus carceleros como en otros tiempos lo hicimos los que sufrimos reclusión en el Uruguay durante los los oscuros tiempos de la dictadura.
Oír las declaraciones de Reyna Luisa Tamayo Danger, madre de Orlando Zapata, me retrotrajo inevitablemente a las denuncias que hacían nuestros familiares ante las organizaciones de derechos humanos cuando lo militares perseguían y torturaban a cuanto ciudadano conspirara contra el régimen. Y oír las explicaciones del presidente Raúl Castro sobre la muerte de este disidente, me trajo a la memoria, aunque con distinto signo, la palabras del inefable general Rapela en cadena de radio y televisión, pocas horas antes del plebiscito de 1980, cuando vio venir la derrota del proyecto de reforma constitucional de la dictadura. Nuestros “gorilas” le echaban la culpa siempre a la subversión y al marxismo internacional. El gobierno cubano martilla constantemente sobre el mismo cuco: el imperialismo yanqui y su bloqueo a la isla.
A esta altura de mi vida y con los 13 años de dura cárcel a mis espaldas, me indigna profundamente la muerte de Orlando Zapata Tamayo como en su momento me indignó la muerte de Vladimir Roslik y la de mis compañeros en el Penal de Libertad. No quiero permanecer callado ante estas inequidades. Más acá de mis simpatías por la revolución cubana y de sus logros en los planos de la salud y de la educación, no puedo dejar de discrepar con la ceguera ideológica que siguen mostrando sus gobernantes a casi veinte años del fin de la guerra fría. Flaco favor le están haciendo a su pueblo y a todos los que creemos en la solidaridad, en la justicia, en la libertad y en la tolerancia.
Independientemente de las versiones oficiales y de los argumentos de los disidentes, nada puede justificar la muerte de este cubano, aunque algunos lo tachen de “gusano” y otros de “héroe de la libertad”. Esta muerte es tan condenable como las atrocidades que cometen los gringos con los presos en Guantánamo.
Y en este caso, además, una mano no lava la otra: las dos están sucias de sangre y de muerte.
En mi opinión, hace años que llegó el momento de no permanecer en silencio. Hay que desterrar para siempre el argumento de no hacerle el juego a la derecha. No es válido. Callarse es hacerse cómplice de los errores, de los dogmas y de las taras que necesariamente generan la falta de libertad, la burocracia y el fanatismo.
La crítica, en última instancia, sigue siendo una herramienta liberadora. La obsecuencia, por el contrario, solo alimenta a la vanidad de los hombre y a la tiranía de los gobiernos.
Artículo relacionadoComentarios:
Quien calla otorga.
Ese es el título de un escrito tuyo que llegó a mis manos. Aún no lo puedo creer. Si yo callara en este momento sería más que un cretino útil. ¿Cómo es posible que una persona inteligente que perdió 13 años de su vida y se la jugó cuando tuvo que hacerlo haya perdido la perspectiva (y no hablo de socialismo, ideología, ni nada que se parezca) del ser humano progresista que luchaba por un mundo mejor? No puede haber un análisis en serio de nada en el mundo que hable de justicia, de respeto, de no amordazar, de las libertades, que deje de lado a los Estados Unidos de Norteamérica.
Los EE.UU. son desde hace muchísimo tiempo los infractores peores que ha conocido la humanidad, los más grandes genocidas prepotentes a los que nada les impide el paso, y que generan reacciones en su contra que la globalización ha dado en llamar: "terrorismo".
Ningún país tercermundista está libre de su garra inmune - e impune -, y hoy por el gas, el petroleo, los materiales estratégicos o el agua, invaden lo que se les canta y entonces: ¿Dónde están las manos democráticas que lo condenen? ¿Porqué hemos de atacar - con gran funcionalidad al sistema - a nuestros hermanos latino americanos, africanos, asiáticos que desde siempre fueron, son y serán atacados por el sheriff del mundo?? Defender a Orlando Zapata no me lleva a pensar en Roslik, me hace pensar en Oscar Bernatti, lumpen vendido a los milicos: ¿alguien lo defendió dentro del penal?, ¿y fuera?
Comparar a Fidel o Raúl con el Gral Rapella es comparar a héroes de la vida, ejemplo para muchas generaciones que aún vendrán, con un ladrón genocida que no conoció límites - formado en la Escuela de las Américas.- No tengo la facilidad de explicar todo lo que siento, pero me voy a valer de las palabras de William Yohai que están a continuación.
Jorge Llambías (también 13 años preso)
Ayer mismo veíamos, escasamente dando crédito a nuestros ojos y oídos el video que se difunde en youtube mostrando el asesinato de unos 20 irakies, entre ellos dos periodistas de Reuters, por parte de un helicóptero yanki.
¿alguien vio u oyó que algún Sr. legislador nacional haya propuesto sacar una declaración condenando el terrible atentado a los derechos humanos? Porque en dicho material vemos cosas increíbles, como los operadores riéndose cuando un vehículo blindado yanki le pasa por arriba a uno de los cadáveres.
Pero no, nadie paga para condenar a los USA. Y las consecuencias de dicha acción pueden caer, tarde o temprano sobre el autor de la condena.
Podríamos seguir, con las violaciones brutales a los derechos humanos en Colombia, México, Perú, y un larguísimo etc.
Y esas no son la muerte de un huelguista de hambre preso, hecho común en todos los países.
¿O alguien vio una condena a las violaciones a los DDHH en las cárceles uruguayas cuando las cámaras de la televisión nos mostraron y asombraron a quienes ya somos, por viejos y vividos, difíciles de asombrar el asesinato en duelo criollo en el COMCAR de un preso por otro preso, ante un concurrido público de presos...y seguramente de guardianes?
Porque el primer lugar en que cualquier uruguayo debería mirar cuando habla de DDHH es una cárcel compatriota.
Hay 9000 presos, contando los menores del INAU en condiciones infrahumanas.
Entonces, ¿porque Cuba?
Ahhhhhhh
Cuba es Socialista y Antimperialista. No es "pragmática".
Lo cual quiere decir NO SE VENDE.
Recuerdos:
La solidaridad recibida por cientos de uruguayos que luchábamos por el socialismo y habíamos huído de la represión.
Los miles de latinoamericanos, africanos, asiáticos e incluso europeos a los cuales los cubanos DIERON DE LO POCO QUE TENÍAN, NO DE LO QUE LES SOBRABA como nos dijo un dirigente del Comité Central del PCC a poco de
llegados a la Isla.
Cuando en Etiopía el pueblo destronó a Haile Selassie había 300 médicos para una población de 30 millones de habitantes. No había facultad de medicina. Cuba fundó una.....gratis.
Es difícil hoy, encontrar médicos en África que no se hayan formado en Cuba.
Los maestros y, otra vez médicos, miles de ellos a Nicaragua. A los lugares donde la muerte y la miseria rondaban, donde no iban los médicos o maestros nicaragüenses.
O, muy recientemente, los terremotos en las montañas de Paquistán o en Haití.
Para no hablar de los miles de ciegos o casi que volvieron a ver gracias al Hospital Saint Bois.
Vaya, con que poco podremos retribuir un poquito, un infinitesimal poquito de tanto que hemos recibido.
El sábado estaré allí.
William
"Exigimos respeto a los procesos internos del pueblo cubano para definir y ejercer su democracia, en consecuencia con los principios universales de la no intervención en los asuntos internos de los países acordados por las Naciones Unidas.
Los mismos que invadieron Irak, con el falso argumento de que poseían armas de destrucción masiva; los mismos que entrenaron a los torturadores que masacraron a nuestros compatriotas que resistieron a la dictadura, los mismos que controlan el 90% de todos los medios de información y que generan opinión, no pueden seguir haciéndonos creer en sus mentiras.
Aunque las repitan mil veces para intentar convertirlas en una verdad. Cuba eligió su camino y nuestro deber es respetarlo. Fundamentalmente informarnos para ser más libres. Cuba es solidaria con nosotros cuando les devuelve la vista a nuestros compatriotas, nos ayuda a ver que otro mundo es posible.
Es por esta razón que estamos convocando a todos los orientales a ser solidarios con Cuba, concentrándonos para repudiar esta arremetida mediática imperialista."
SABADO 10 PLAZA LIBERTAD HORA 17:30
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